Auxiliar de servicio, una labor de apoyo y constante colaboración

Quito, 05 de abril de 2022

El apoyo y la colaboración son los pilares que edifican el trabajo de Martha y Jairo. Ambos son auxiliares de servicio del Ministerio de Salud Pública, una labor que les ha llenado de satisfacciones y enseñanzas de vida. El 19 de marzo conmemoramos el Día del Auxiliar de Servicio, un cargo para una institución dedicada a la salud.

Martha y Jairo tienen funciones específicas que van desde recorrer los pisos de un hospital trasladando pacientes o las instalaciones de un edificio transportando  documentos y archivos institucionales. Durante la pandemia, su aporte fue fundamental. Unos llevaban a los pacientes para exámenes y análisis de un piso a otro, consultas médicas y agendamiento de turnos a los especialistas. Otros apoyaban en la carga y descarga de insumos médicos y biológicos en el banco de vacunas.

Jairo González, de 36 años, es auxiliar de servicio y se desempeña como camillero en el Hospital Pablo Arturo Suárez, de Quito. Está casado y tiene una niña de 6 años, su segundo hijo o hija está en camino. Con ilusión nos cuenta que su esposa tiene 18 semanas de embarazo.

Labora en esta casa de salud desde el 2015 y actualmente trabaja en Medicina Interna e Infectología. Durante este tiempo ha brindado su contingente en diferentes áreas como emergencia, hospital móvil y carpas para atención a pacientes COVID-19, centro obstétrico, entre otros.

Cuando trabajó en emergencia, un área crítica en el hospital, mantenía turnos rotativos con días de descanso.  Trasladaba muestras, rotulaba tubos, colocaba inyecciones. Todo este aprendizaje le ha servido incluso para atender a su familia en casos fortuitos.

Al iniciar su jornada a las 07:30 recibe el turno y los pendientes de cada paciente. Ahí conoce si deben realizarse algún tipo de examen, ecos, ecocardiograma, rayos X. Durante el día traslada a los usuarios a cada dependencia para que sean atendidos por personal de salud.

Los médicos después de pasar visita le entregan a Jairo las interconsultas y  moviliza a los pacientes a las diferentes especialidades para la respectiva valoración. También verifica que los tanques de oxígeno estén llenos; si están vacíos los lleva a mantenimiento y los intercambia. Retira medicación e insumos de la farmacia y entrega muestras de sangre en el laboratorio, agenda turnos y pedidos de análisis.

“Esta labor ha sido muy bonita, como camillero he aprendido mucho. Trabajamos para ver bien al paciente y aportamos para que su estadía sea agradable. Somos un equipo de profesionales entre médicos, guardias, enfermeras, personal de limpieza, camilleros, etc.”, asegura Jairo.

Señala que su función como camillero es grata. “Me siento tranquilo, orgulloso, doy lo mejor para que el paciente se sienta estable. Cuando los traslado, converso con ellos y les digo que ponga fe y fuerza, que todo va a salir bien”.

Jairo finaliza la entrevista diciendo que su labor es retribuida cuando los pacientes regresan a su casa, recuperados. “Escuchar de ellos un Dios lo bendiga, gracias por todo. Es la satisfacción más grande, pues esas bendiciones no me llegan solo a mí, sino a toda la familia que conforma este hospital”.

Martha Oñate es auxiliar administrativa en la Coordinación General de Planificación y Gestión Estratégica. Ha permanecido allí los últimos 5 años. Sin embargo, son 30 años de servicio en el Ministerio de Salud. “Toda una vida”,  como ella dice, mientras detalla el largo trecho caminado en el ámbito laboral.

Ingresó al MSP en 1992. Estuvo en el Programa de Prevención y Control de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo, parte del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI) Dr. Leopoldo Izquieta Pérez. Aquí laboró por 19 años para después ser ubicada en Planta Central.

Marthita -como la llaman- es una de las primeras en llegar a la oficina. Verifica permisos para reportar en talento humano y documentos por entregar. Revisa que la copiadora tenga papel y que todo esté en orden para empezar la jornada.

A veces encuentra notitas en su escritorio con la solicitud de pequeños favores de los funcionaros. Les ayuda a sacar copias, escanear documentos, entregar archivos. Además, gestiona documentos internos y externos, realiza seguimiento de los procesos para dar solución inmediata.

Marthita cumplirá 60 años de edad en julio, por ello, ha decidido jubilarse. Ha cubierto los años y aportaciones necesarias. “Estoy feliz; añorado jubilarme. Me entristece dejar aquí a mis compañeros, dejar atrás gran parte de mi vida. Sin embrago me ilusiona pasar tiempo con mi familia”.

Tiene 5 hijos, todos aún viven con ella y lo que más desea es disfrutar de su compañía, pasar tiempo de calidad y aprovechar momentos especiales. Les gusta practicar deporte, disfrutar de la naturaleza, jugar básquet o simplemente caminar. Ahora, Marthita tendrá más tiempo de hacer lo que tanto le gusta.

“Como auxiliares somos un eje importante del Ministerio”, así lo confirmó Marthita, quien asegura que su mayor satisfacción en todos estos años es el aprendizaje, pues todos los días se aprende algo nuevo.

 

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