El 21 de Febrero de 1747 nace Luis Chuzig, prócer de la independencia ecuatoriana y destacado científico e investigador, entre otros logros alcanzados a lo largo de su vida, quién, según cuenta la historia, tuvo que cambiar sus nombres por el de Francisco Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo para estudiar medicina.

“En el escenario de la medicina, este pensador ilustre y progresista, expuso sus conocimientos para prevenir la viruela y elaboró una reflexión histórica de las enfermedades contagiosas, realizó un cuadro exacto de las costumbres y condiciones sanitarias de Quito, dando una respuesta objetiva y científica a la causa de la enfermedad. Sin conocer los experimentos de Pasteur, halló la noción de la fermentación de las sustancias y las causas de los contagios. Llegó a las conclusiones que las condiciones sociales de explotación y de la mala distribución de la riqueza son propicios para el cultivo de enfermedades. El pensamiento de Espejo promovió la igualdad de todos los ciudadanos y la nacionalización de las propiedades eclesiásticas.”

En este día es importante rescatar la condición humilde de este médico y gran pensador de Ecuador y América, inspirador de los revolucionarios del 10 de Agosto de 1809. Para que su nombre y su obra también sea inspiradora de todo el Sistema Nacional de Salud, especialmente a los médicos que en sus puestos de trabajo están cumpliendo sus tareas con profesionalismo y patriotismo, en los lugares más apartados del país.

La gente más vulnerable del Ecuador nos convoca a trabajar juntos por un Sistema Nacional de Salud donde nuestras fortalezas sean las que nos unan y nuestras diferencias jamás nos separen.

Médicos y médicas de la patria hacemos un reconocimiento sentido a su aporte como ciudadanos y profesionales para lograr que la salud del pueblo llegue a los más altos estándares, con calidad y calidez; sigamos juntos como equipo venciendo todos los obstáculos para ser un Ecuador, saludable y feliz.